viernes, 3 de agosto de 2007

LA REFORMA


Durante gran parte del siglo XIV y comienzos del XV, la creciente corrupción y secularización de la Iglesia (que se traducían en la venta y acumulación de cargos eclesiásticos, enriquecimiento de la corte papal y el alto clero, como cardenales, obispos, abades, etc.) dio lugar a la aparición de concepciones vinculadas con el Humanismo, que defendían un acercamiento directo a Dios y hacían presente la necesidad de una reforma en la organización religiosa.

El florecimiento de una nueva mentalidad y la aparición del espíritu crítico, característicos del Renacimiento y el Humanismo, extendieron poco a poco su influencia hacia el terreno religioso. Se comenzó a examinar y a poner en duda los fundamentos doctrinarios de la Iglesia de Roma.


El fundador de la Reforma protestante fue el monje agustino alemán Martín Lutero, quien era un hombre profundamente religioso preocupado por la salvación de su alma y, por este motivo, ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos buscando la paz espiritual.

En el convento, Lutero prosiguió sus estudios y se convirtió en un experto en la Biblia y en los autores cristianos medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le contrató para dar clases en la nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la capital del ducado de Sajonia. A partir de la revitalización que vivió el Sacro Imperio Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera en emperador en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por la supremacía en los asuntos temporales y terrenales. Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del Papado, pero creó profundos antagonismos entre Roma y el Imperio, que aumentaron durante los siglos XIV y XV.


La animosidad provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los delegados pontificios se extendió a otras zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del movimiento para lograr una independencia absoluta de la jurisdicción papal empezó con la promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y Praemunire (1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia en el control del gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el ejercicio de la autoridad judicial.

La Reforma fue una gran revolución religiosa que rompió la unidad cristiana en Europa occidental y creó, al lado de la Iglesia Católica romana, otras confesiones cristianas, tales como la Iglesia Luterana, la Iglesia Calvinista y la Iglesia Anglicana, conocidas con el nombre genérico de Iglesias Protestantes.


LAS INDULGENCIAS


En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las indulgencias, pues la iglesia vendía indulgencias, por medio de las cuales se perdonaban los castigos producidos por los pecados. Muchos consideraron esta práctica como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de prácticas anticristianas fomentadas por el clero, pero será Lutero el primero que expondrá públicamente su opinión contraria a la venta de indulgencias y a toda la doctrina que la sustentaba.


Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación por la fe. Este documento es conocido como Las 95 tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma protestante.

Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero se convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la iglesia. En algunos lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la iglesia. Por sus 95 tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión de Alemania contra lo que ellos consideraban prepotencia de la iglesia de Roma. Lutero arriesgaba además su vida, ya que podía ser declarado hereje por la jerarquía eclesiástica y ser condenado a la hoguera.

LA INFLUENCIA DEL PROTESTANTISMO EN LA EDUCACIÓN

Las iglesias protestantes surgidas de la Reforma promovida por Martín Lutero en el inicio del siglo XVI establecieron escuelas en las que se enseñaba a leer, escribir, nociones básicas de aritmética, el catecismo en un grado elemental y cultura clásica, hebreo, matemáticas y ciencias, en lo que podríamos denominar enseñanza secundaria.

La moderna práctica del control de la educación por parte del gobierno fue diseñada por Lutero, Calvino y otros líderes religiosos y educadores de la Reforma.


MARCO TEÓRICO


LA CONTRARREFORMA


Después de 1521, el Papado comenzó a realizar una serie de reformas para mejorar la organización interna de la Iglesia Católica. Se establecieron reglamentos muy estrictos para las órdenes religiosas tradicionales. En 1540 se autorizó la creación de la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola sobre la base de dos principios: la obediencia absoluta al Papa y la estricta aceptación a los principios de doctrina dictados por la Iglesia de Roma.


En el Concilio de Trento (reunido entre 1545 y 1563) los obispos católicos reafirmaron los dogmas de fe que habían sido puestos en duda por Lutero, crearon centros destinados a la formación de sacerdotes y reconocieron al Papa como la autoridad superior de la Iglesia Católica.

Aprobaron también el restablecimiento del Tribunal del Santo Oficio, conocido como la Santa inquisición. Encargaron a esta institución, que existía desde siglos anteriores, controlar y garantizar la pureza de la fe católica de los creyentes y de aquellos que se convertían al cristianismo. Y también, la realización del índice de los libros prohibidos para la lectura de los católicos, por contener afirmaciones contrarias a la fe. Este movimiento fue llamado la Contrarreforma católica porque se propuso limitar el avance de la Reforma protestante.

LOS JESUITAS


Para combatir las doctrinas protestantes, los papas encontraron preciosos auxiliares en las órdenes religiosas. De todas ellas, la que ocupó principal puesto en la historia fue la Compañía de Jesús, fundada en 1540 por el español Ignacio de Loyola.

La compañía, creada para el combate, fue organizada como un cuerpo de ejército, regida por la más severa disciplina, gobernada por un general que disponía de una autoridad absoluta, y sometida enteramente al papa. La regla esencial es, como en un ejército, la obediencia pasiva. El que deseaba ser soldado de Jesús, o jesuita, debía renunciar a tener otra voluntad que la de sus jefes. Debe, dicen las Constituciones, "obedecer como el bastón en manos del viajero" y ser, entre las manos de sus superiores, "como un cadáver".



Los jesuitas obraron por la predicación, pero sobre todo por la confesión y educación. Supieron atraer a sus colegios a los hijos de los nobles, y hasta a los hijos de los príncipes soberanos. Por los jesuitas fue que Alemania del Sur, y especialmente Baviera y Austria, fueron reconquistados al protestantismo. El mismo éxito tuvieron en la parte de los Países Bajos que forma hoy Bélgica.

Por donde quiera que los jesuitas ejercieron su acción, tuvieron en vista el interés general del catolicismo, y no el interés particular de un soberano o de un Estado. Fueron únicamente los soldados de Cristo; es decir, los soldados del papa, su vicario. Según su divisa, combatieron ad majorem Dei gloriam, "por la mayor gloria de Dios" y por la Iglesia Universal. En esto fueron internacionalistas, lo que despertó la desconfianza y la hostilidad de muchos gobiernos respecto a ellos.